EL LIENZO DE LOS ESCRITORES

AMAR ES VIVIR EN ARREBOL Categoría:  Monólogos Creado en Sábado, 25 Enero 2020 09:03 Escrito por  Ruddy A Rodriguez A Hoy desperté junto al alba, ame ese momento del amanecer y admire la simplicidad más sublime que se dio en el génesis del nuevo día, aquel arrebol de luz entre tonos rosados y naranjas al este, y al oeste la  noche en leve agonía en compañía de venus como testigo se fue diluyendo como nubes al viento. Ame la brisa gélida y serena que susurra, paz y tranquilidad, la brisa aun adormecida se negaba a despertar, algunas aves de los alrededores trinaban con sus cantos en la arboleda este nuevo amanecer. Abrí mis brazos al sol y sentí sus cálidos rayos, su energía fluyendo en mí. Fue como un abrazo de bendición. Sentado en aquella roca con vista al horizonte el verdor de las plantas y los árboles se fueron mostrando en diminutas esmeraldas a la luz el sol. Lo etéreo de la vida dio paso a lo más delicado y tangible; la iridiscencia se mo...

Enero. El viento sopla levemente sobre las copas de los arboles deshojando con pasividad  aquellas frondosas cúpulas dejando al descubierto los nuevos retoños que la madre naturaleza arrulla en su regazo, la sincronía de las hojas cayendo en suaves notas musicales son  como bailarinas al viento entre mariposas volando, creando un espectáculo de belleza exuberante en el ambiente circundante. Una alfombra de hojas se acumulan alrededor de cada árbol y los niños juegan entre ellas tirándolas al viento como papelillos volando. Dios emana bendiciones al viento esparciendo su aroma exquisito a la renovada naturaleza. La paz, la tranquilidad, la luz y los rayos del sol se pasean entre las nubes de aquel cielo azul, blancos algodones van girando sin cesar creando figuras al viento que poco a poco se aglomeran y se difuminan al pasar el tiempo. El sonido del viento rapaz entre la copa de los arboles  va creando un ambiente de serenidad insuperable, aves al trinar el tiempo se...

ESCLAVOS DEL SISTEMA Categoría:  Columnas de opinión Creado en Martes, 14 Enero 2020 10:35 Escrito por  Ruddy A Rodriguez A 1, 2, 3. Millones de personas conectados a la red, web, face, al twitt y más, esclavos de este sistema que nos absorbe más, la cabeza abajo, como autómatas dentro de un mundo paralelo al nuestro. si miramos alrededor se darán cuenta que la mayoría tienen el teléfono en la mano el cual se ha convertido en una extensión periférica de nuestro cuerpo. Sin duda alguna compartimos un enorme porcentaje de nuestra vida con sistemas electrónicos que con familiares y amigos. Es difícil de aceptar pero la tecnología ha ido tomando fuerza y cada día nos volvemos más dependientes de lo electrónico y las redes, claro hay que reconocer que el mundo va cambiando y los seres humanos nos vamos adaptando a los cambios, sin embargo no debemos descuidar nuestro entorno con la naturaleza y la vida, vivir más con la familia y amistades, debería ser lo más idóneo y sano. ...

Caminando En lo más profundo del ser en el lago que se muestra apacible por fuera de superficie de quietud y bañado nebulosa neblina, pero turbulento por dentro, lleno de fieras corrientes y de intrigantes preguntas, arrojadas al olvido para dar paz al alma martirizada por el tiempo y el deja vu de las probabilidades y la incertidumbre de lo que pudo ser o lo que pudo ocurrir, aquel hombre de leves pero incisivas arrugas en su cara mostraba el castigo atroz del pasar en el tiempo, mirándose frente al espejo   trataba de recordar cuando fue su primera experiencia frente aquel espejo de antaña procedencia soportado en un marco de madera y bronce desgastado y maltratado por la línea del tiempo. Aquellos surcos arados por la máquina del tiempo presumen ser sabios, sin embargo ello no muestra sabiduría, solo muestra una leve experiencia de conocimientos empíricos adquiridos por el soplo de la universidad de la vida. Al caminar sobre la arena del mar, blanca y brillante, se perdió...

AQUEL ÁRBOL Y YO Categoría:  Monólogos Creado en Lunes, 09 Diciembre 2019 10:26 Escrito por  Ruddy A Rodriguez A Hace unos días me senté en un banquito de cemento en el parque de una escuela bajo el abrigo de un esplendoroso y amigable árbol que me brindo una excelente sombra, allí estuve un largo rato meditando y observando sus raíces su piel robusta, agrietada por el tiempo, esas conchas se asemejaban a la piel de un anciano de ochenta años o más, pero con la diferencia de robustez  y fortaleza interna y llena de vida, miles de hojas verdes que van y vienen en constantes temporadas, cuantas historias se habrán tejido alrededor de ti, amores y desengaños, canciones de niños, juegos y tantas cosas más. Por un instante cerré mis ojos y me deje llevar por la paz, el sonido que emitían sus hojas al paso del viento en su frondosidad, la luz difuminada que se deslizaba en lo alto de sus ramas, allí solo éramos él y yo sórdido del exterior en relax sin estr...